Duerme un anciano en la pieza oscura
pelos blancos se separan de su cabeza
quedan pegados a la funda calentada.
Y los niños en la sala arrodillados
sobre el mueble
mirando…
Comen las hormigas muchas hojas
las nubes se dispersan en el cielo
la leña se consume como el tiempo las paredes rezan.
Una mujer alta de cabellos largos un hombre honesto, de trabajos.
se bañan, se acarician, se consuelan se disfrutan mojados sobre el suelo en la casa
de maderas amarillas anclada a pocos metros del océano.
Se prende la luz de la cocina
los niños quieren comida, tienen hambre quieren vida.
El perro mastica su porción
El abuelo pasó frente a la pared
de los recuerdos
quedó estático frente a la foto de la abuela llora por dentro
acaricia la cabeza de su nieto
Vestido de pijama promete un cuento
Asciende en el vientre la leche hacia el óvulo
desafía la gravedad, la acidez del flujo la ley de la muerte.
Se inclina la mujer, y traba las frazadas
bajo el colchón
Los niños no tendrán frío esta noche.
En las manos de ella olor a ajo en sus piernas olor a sexo en la nuca olor a bosque
en la boca transparencias. El abuelo huele a tabaco El hombre fuerte a madera
Los niños huelen a sábanas limpias secadas al sol
Trepan brotes en el jardín muerden y corren los insectos pestañean los niños
Se besan óvulo y esperma.
Casa amarilla de maderas con nudos,
de pináceas anclada en la tierrra negra, húmeda Ventanas cuadradas, escalera
chimenea de piedras redondas, argamasa soportada por viejas creencias azotadas
por vientos marinos
y el océano que llama y llama
con su ruido
Duerme el abuelo en la pieza oscura